
El lanza-granadas para fusil ha experimentado un desarrollo a gran escala a partir de la Primera Guerra Mundial.Los fusiles Mauser y Lebel propulsaban,solo algunas veces y no sin dificultad,las granadas de 40 y 60 mm. a distancias de entre 400 y 600 m,e incluso a 800 con viento a favor.
Las primeras proezas de este tipo de armas se remontan realmente a unos años antes de la Guerra Ruso-Japonesa en 1905.Durante esos conflictos,los japoneses intentaron adaptar sobre sus cabalgaduras los fusiles que podían enviar una granada,o mejor dicho una carga explosiva,a una distancia dos veces superior a la alcanzada con las granadas de mano.Pero estas armas eran pesadas y necesitaban,generalmente,la asistencia de dos hombres,el cargador y el tirador.
Algunos años después de la II GM,los rusos desarrollaron un sistema de repetición adaptado sobre un fusil,cuyo mecanismo de derivaba del Mosin Nagant.La carabina Mauser 98 K conoció su hora de gloria con dispositivo de tamaño reducido que permitía disparar granadas de 30 mm. con una cadencia de 8 a 15 disparos por minuto,a distancias de hasta 300 m.
Posteriormente el F.N. FAL 50-00,SKS 45 Simonov y los fusiles franceses 36/51 y 49/56 fueron dotados de tales mecanismos para responder a esta demanda.

Pero todos estos fusiles,como el resto de aquellos que se han empleado para una utilización de mantenimiento del orden (US17,Mauser y Mas 36) eran armas que no tenían una vocación primordial hacia esta clase de uso.Simplemente se habían adaptado a las circunstancias.
Es preciso,dentro de esta rápida enumeración,detenernos en una curiosidad típicamente francesa de la década de los años cincuenta.Se trata del fusil lanza -granadas neumático,primer lanzador autónomo destinado a cubrir las necesidades de la policía.
Este arma de 5 Kg. de peso,poco práctica,pesada,difícil de cargar y de una eficacia incierta,estaba destinada a lanzar granadas lacrimógenas.Tenía una cadencia de cinco a seis disparos por minuto y un alcance práctico de 100 m. que se reducía a medida que la botella de gas líquido se iba vaciando.
Hoy en día,el lanza-granadas moderno se presenta en forma de un conjunto único,permitiendo el lanzamiento autónomo del proyectil.Superadas las balas adaptadas,evolucionadas las cabezas de fragmentación y perfeccionados los sistemas de encendido retardado,el lanzador ha encontrado su lugar debajo del arma,más que como un accesorio cualquiera,como un complemento casi ineludible en multitud de ocasiones.
En el caso de los lanza-granadas ,la evolución más buscada fue la concerniente a los sistemas de encendido,haciendo a la granada más operativa y aumentando al mismo tiempo su eficacia y alcance.

Pero volviendo a la evolución de los modelos rusos,los más prolíficos,tendremos que remontarnos a mediados de octubre de 1915,cuando los ingenieros militares del arsenal de Tula tendieron a adaptar un lanzador en el Mosin Nagant,con el fin de enviar los proyectiles a una distancia máxima de 350 m. bajo una incidencia comprendida entre 45 y 60º.
Las primera pruebas realmente desastrosas;los importantes desperfecto consecutivos,referente a las roturas de culata,fueron el resultado de la ausencia de la más elemental toma en cuenta de los efectos de la presión y de la consecuencias inducidas por el empuje de los proyectiles en el momento de la salida.
Sería necesario esperar a 1930,para ver al Ejército Rojo equipado con las primeras armas de esta categoría.
Los modelos probados superaban los 8,5 Kg y lanzaban las granadas de calibre 40 mm. a una distancia operacional de 80 a 120 m.
La II Guerra Mundial permitió desarrollar lanzadores autónomos para la destrucción de tanques que son adaptados sobre fusiles,incluyen los Mauser 98 capturados.También los checos se interesaron por este tipo de armas poniendo a punto el modelo ZK 420,tipos A y B,que,siempre a partir de la recuperación del Mauser,permitían lanzar las granadas de 30 mm.
Yugoslavia no tardaría en encontrarse en el mismo camino,solucionando su problema de manera muy simple,inspirádose diréctamente en la adaptación francesa del Modelo Mas 49,siendo así como el Ejército Yugoeslavo de Tito se equipa,a bajo precio,de un lanzador,el 59/66 A1,cuyo armazón reposaba en el Simonov 45.