26 de febrero de 2011

¿Por que no se deben realizar disparos al aire?



Aunque en Europa no es una práctica muy usada,bien es cierto que son muchos los paises,sobre todo de Oriente Medio y Latinoamérica donde se considera una tradición propia de algunas festividades el hacerlo.Lo cierto es que por ningún motivo deberemos realizar disparos al aire,ya que las posibles consecuencias quedarán siempre fuera de nuestro alcance,sin que nos sea posible preveer las consecuencias.
Pero,¿por que no debemos realizar disparos al aire?En primer lugar rompe con dos de los principios fudamentales en cuanto al uso de armas de fuego:
1º Estar seguro del blanco sobre el que se dispara así como de su entorno.
2º Las armas de fuego no son un juguete.
"Todo lo que sube tiende a bajar".Este principio se puede aplicar con toda propiedad al tema en cuestión.Pero en realidad ¿son tan peligrosos esos proyectiles a la hora de impactar contra el suelo?Pues sí,e incluso se puede afirmar que no salamente peligrosos,sino mortales en muchos de los casos.
En el alcance del proyectil la palabra mágica es "ángulo de disparo". Si hago el disparo con un ángulo de 0º (cero grados) desde una altura de 1,50 mts. el proyectil se desplazará la distancia que le tome caer, 1,50 metros, pero si voy elevando la inclinación del cañón 5º, 10º, 15º,etc. tendré mayor altura y mayor alcance hasta un punto, este es el ángulo de 45º que es donde tiene su mayor alcance horizontal (en la práctica es de 43º pero no varía en nada lo dicho), por encima de este ángulo el alcance en altura es mayor, pero el proyectil comienza a caer mas cerca.

Algunos ejemplos:

El disparo realizado a 30º ó 40º fácilmente llegará a los 400 m. o más.

Un .22 LR a 45º llega a los 1.500 m. (algunas cajas lo advierten).

Un 9x19 a 45º alcanza los 1.800 m..

Un 7,62x51 (Fal) a 45º anda en los 6.000 m. de alcance.

Un .380 Acp debe andar en los 1.200/1.500 según marca y peso de punta.


Si, en primera aproximación, no se tuviese en cuenta el efecto de la resistencia del aire, los proyectiles llegarían al suelo con la misma velocidad con la que partieron del cañón de la pistola o del fusil.
Dependiendo del arma,calibre,etc., esta velocidad puede ser de unos 1.100 o 1.300 kilómetros por hora. Es relativamente sencillo obtener este resultado sin necesidad de disparar un solo tiro. Basta aplicar el principio de conservación de la energía. La energía mecánica que posee la bala en el instante inicial, es decir, cuando sale por la punta del cañón del arma, se convierte en energía cinética (asociada al movimiento).
A medida que la bala asciende va reduciendo su velocidad y disminuyendo, por tanto, su energía cinética. Como compensación, adquiere energía potencial gravitatoria (asociada a la altura a la que se encuentra respecto de la posición de salida). En el punto más alto de su trayectoria (entre 4.7 y 6.6 kilómetros más o menos, según los casos y la velocidad inicial), toda la energía cinética se ha transformado en energía potencial gravitatoria.



La bala se para, su velocidad es nula, y entonces emprende el camino de vuelta. Si el tiro es vertical, recorre el mismo camino (su trayectoria es rectilínea). Si el tiro tiene una cierta inclinación de salida, la trayectoria resulta ser una parábola (sin embargo, la presencia de otras fuerzas, tales como la resistencia aerodinámica (atmósfera), la fuerza de sustentación, la fuerza de Coriolis (efecto de la rotación terrestre), etc. hace que la trayectoria real sea algo diferente de una parábola).A medida que se acerca al suelo, la altura se reduce y disminuye su energía gravitatoria, mientras que aumenta su energía cinética al incrementarse su velocidad. Así que cuando regresa al punto de partida su velocidad es prácticamente la misma que tenía cuando abandonó el cañón.
Por supuesto, en condiciones normales no podremos obviar el efecto producido por la resistencia que el aire ejerce sobre el proyectil . Si no la tuviéramos en cuenta, en efecto, por conservación de la energía las balas caerían a la misma velocidad a la que subieron, por lo que un tiro al aire significaría peligro de muerte en cualquier caso.
La resistencia del aire es proporcional a la velocidad con la que un cuerpo se mueve. Esto significa que cuanto más rápido se mueve, más resistencia encuentra. Llega un momento en que la fuerza de resistencia, a base de crecer cuando vas cayendo más rápido, se iguala a la fuerza de atracción de la gravedad. En ese momento se alcanza la “velocidad límite”, que para todo cuerpo depende de su masa, su densidad y su coeficiente aerodinámico (sufre más resistencia un proyectil esférico que uno con punta ojival), además de la viscosidad y densidad del aire. Para un proyectil, de pocos gramos, la velocidad estimada puede llegar a los 160 km/h.
Y ahora llega la hora de hacer una importante distinción: cuando hablamos de disparos al aire, todos pensamos en disparos perfectamente verticales, pero hay diferencias esenciales. Si el disparo es totalmente vertical, el proyectil caerá a plomo tras subir y detenerse en el punto más alto de su trayectoria, cayendo a la mencionada velocidad de 160 km/h. Si impactase ese proyectil en la cabeza de una persona a 160 km/h, lo más probable es que le produzca una considerable herida y conmoción incluida,aunque podría existir la posibilidad de que no penetrase el hueso en caso de darle en la cabeza.
La energía que recibe el cráneo con una bala de 5 gramos a 160 km/h es equivalente a la producida por el golpe de un martillo de 500 gramos a 16 km/h (o 2.25 m/s). Un buen golpe, sin duda, pero no necesariamente mortal,máxime si el proyectil no incide de punta.
¿Pero que ocurriría si el tiro no es perfectamente vertical? como es el caso más frecuente.
Si disparamos un tiro al aire con un fusil a 45º, la bala tendrá dos componentes de velocidad, la vertical y la horizontal. La velocidad vertical descenderá a cero en el punto más alto de la parábola, como en el ejemplo anterior. Pero la velocidad horizontal no se ve afectada por la gravedad, sólo por la resistencia del aire, y puede ser muy elevada cuando el proyectil llegue al suelo. Si la velocidad de salida de la bala es de 300 metros por segundo, en un tiro a 45º la componente horizontal será de más de 200 metros por segundo (720 km/h), y al llegar al suelo puede superar fácilmente los 500 km/h, suficiente para atravesar a una persona,de lo que se desprende que las consecuencias serían fatales.
Existen casos documentados de muertes por disparos efectuados al aire, a varios cientos de metros del lugar del disparo. No hay casos documentados, sin embargo, de muertes por disparos cuando cuando el proyectil cae cerca del lugar donde se efectuaron (en los que la mayor parte de la velocidad de la bala era vertical). Después de lo expueto podemos llegar a la siguiente conclusión.Un disparado al aire puede matar, y más cuanto más desviado de la vertical esté el rumbo de la bala.
Un disparo efectuado en la vertical es menos probable (no imposible) que ocasione la muerte al caer, sin embargo, hay que tener en cuenta que es casi imposible realizar un tiro a 90º exactos,por lo que difícilmente alcanzaría al tirador o a sus acompañantes,dentro de una superficie muy limitada ya que el viento lateral ejerce un gran efecto dada la altura real a la que asciende (entre 1.2 y 2.4 kilómetros) antes de caer, pero ¿alguien tiene la seguridad de que no alcancese a personas situadas en un diámetro de diez o quince metros,por poner un ejemplo?.

El profesor Robert L. Wolke indica en una de sus obras de divulgación científica, que en un experimento realizado con 500 disparos de ametralladora efectuados en la vertical exacta, sólo cuatro de ellos se recogieron en una área de tres metros cuadrados alrededor del arma.



Niño de 3 años, muerto por una bala perdida

Un niño de tres años murió hoy tras sufrir un balazo en la cabeza cuando estaba en la pileta del patio de su casa, ubicada en la localidad de Bernal, partido bonaerense de Quilmes, informaron fuentes policiales.
Portavoces de la fuerza de seguridad dijeron que, según la hipótesis que orienta la investigación, la víctima falleció producto de la herida que le causó una bala perdida, disparada en medio de los festejos de Año Nuevo.
El hecho ocurrió en una casa situada en la calle Rivadavia al sur del Conurbano, donde dos familias amigas estaban reunidas para festejar el comienzo del 2008. El niño de tres años estaba en la pileta del jardín de la vivienda cuando un proyectil impactó en su cabeza. La víctima fue trasladada en grave estado a la Clínica del Niño, en Bernal, donde perdió la vida poco después de haber ingresado, debido a la herida de bala.
El caso comenzó a ser investigado por el fiscal Fernando Celesia, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2, del Departamento Judicial de Quilmes.







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