En términos sencillos, la balística es la ciencia que define hasta dónde puede llegar un proyectil y con cuánta fuerza. Por otro lado, conceptualmente, el término balística posee un amplio contenido que resulta conveniente poder analizar paso a paso. En primer lugar, por balística podemos entender el poder de impacto que puede llegar a registrar un disparo realizado con una munición determinada. En este sentido, la balística queda condicionada por dos grandes conjuntos de factores: los internos u objetivos, estrechamente relacionados con las características propias del arma utilizada; y los externos o ambientales, vinculados a las condiciones atmosféricas reinantes en el momento del disparo y al tamaño del objetivo que se pretende abatir.
Dentro de los factores internos que condicionan la balística debemos tener en cuenta los siguientes elementos:
- La velocidad y el peso del proyectil utilizado en el disparo
- El grado de deformación que puede experimentar la bala en el momento en que impacta contra el objetivo
- La forma de la bala y de su punta (dura o expansiva)
- La estrecha relación entre el diámetro y el peso de la bala
Sólo atendiendo a estos condicionantes internos y a los externos mencionados anteriormente podremos conocer el poder de impacto de un tipo de munición determinada. Por otro lado, como regla general, el tirador debe tener en cuenta que los calibres menores son más veloces que los pesados en disparos a corta distancia. Por el contrario, si la distancia aumenta, los calibres pequeños resultan menos eficaces que los más pesados.
En balística, el poder de impacto se expresa en kilográmetros, una medida que se obtiene tras restar a la velocidad de la bala en el momento del impacto (expresado en metros/segundo) su peso (en gramos). Esta cifra se multiplica por el diámetro de la bala (en milímetros) y el total obtenido se divide por 800. Tras esta operación se obtiene un número entre 2 y 10 que representa el poder de impacto del cartucho a diferentes distancias. Esta cifra, expresada en kilográmetros, elevada al cubo marca el peso del animal que puede ser abatido con el cartucho analizado a una distancia determinada.
La balística es un elemento inexorable y siempre indica al tirador qué tipo de munición deberá emplear en función de la pieza que quiera abatir y de la distancia a la que quiera disparar. Por ejemplo, el calibre .222 Remington (5,6x43mm) es uno de los más utilizados para la caza del corzo. Se trata de un cartucho ligero, poco potente, pero muy preciso. Según las tablas de balística, el poder de impacto del .222 oscila entre los 3,5 kilográmetros en disparos a 100 metros de distancia y los 2,7 en tiros a 200 metros. Elevando estas cifras al cubo observamos que el tirador, en condiciones normales, podrá abatir un corzo de casi 43 kgr con un tiro a 100 metros, mientras que el peso del animal se reduciría a los casi 20 kgr con un disparo realizado desde 200 metros.
Uno de los elementos más importantes de la balística son las tablas de tiro. Se trata de unos documentos fundamentales para que los disparos resulten eficaces. Entre otras variantes, estas tablas indican la velocidad, la energía y la trayectoria de un cartucho determinado. En este sentido, por lo general, un cartucho ligero y poco potente como el .222 Remington resulta muy veloz y eficaz en los primeros metros, pero poco a poco va perdiendo precisión y energía en el momento en el que aumentan las distancias. Todo lo contrario de lo que ocurre con los cartuchos más potentes, que siempre son más lentos pero que cuentan con una energía progresiva. Por ejemplo, el popular .300 Winchester Magnum cargado con 168 grains (10,9 gramos de plomo), en un tiro a 200 metros, va a una velocidad de 850 m/s y tiene una energía de 3900 julios. Esto supone un poder de impacto de unos 7 kilográmetros a 200 metros. Por tanto, el tirador podrá abatir a un ciervo de unos 350 kilogramos con total suficiencia.
Un último aspecto fundamental de la balística es el ajuste del arma. Esta operación se lleva a cabo para compensar la caída de la bala durante su trayectoria. La trayectoria es el camino que los perdigones o las balas recorren durante el vuelo. Varios factores afectan esta trayectoria: gravedad, resistencia del aire, velocidad y masa.
Dentro de los factores internos que condicionan la balística debemos tener en cuenta los siguientes elementos:
- La velocidad y el peso del proyectil utilizado en el disparo
- El grado de deformación que puede experimentar la bala en el momento en que impacta contra el objetivo
- La forma de la bala y de su punta (dura o expansiva)
- La estrecha relación entre el diámetro y el peso de la bala
Sólo atendiendo a estos condicionantes internos y a los externos mencionados anteriormente podremos conocer el poder de impacto de un tipo de munición determinada. Por otro lado, como regla general, el tirador debe tener en cuenta que los calibres menores son más veloces que los pesados en disparos a corta distancia. Por el contrario, si la distancia aumenta, los calibres pequeños resultan menos eficaces que los más pesados.
En balística, el poder de impacto se expresa en kilográmetros, una medida que se obtiene tras restar a la velocidad de la bala en el momento del impacto (expresado en metros/segundo) su peso (en gramos). Esta cifra se multiplica por el diámetro de la bala (en milímetros) y el total obtenido se divide por 800. Tras esta operación se obtiene un número entre 2 y 10 que representa el poder de impacto del cartucho a diferentes distancias. Esta cifra, expresada en kilográmetros, elevada al cubo marca el peso del animal que puede ser abatido con el cartucho analizado a una distancia determinada.
La balística es un elemento inexorable y siempre indica al tirador qué tipo de munición deberá emplear en función de la pieza que quiera abatir y de la distancia a la que quiera disparar. Por ejemplo, el calibre .222 Remington (5,6x43mm) es uno de los más utilizados para la caza del corzo. Se trata de un cartucho ligero, poco potente, pero muy preciso. Según las tablas de balística, el poder de impacto del .222 oscila entre los 3,5 kilográmetros en disparos a 100 metros de distancia y los 2,7 en tiros a 200 metros. Elevando estas cifras al cubo observamos que el tirador, en condiciones normales, podrá abatir un corzo de casi 43 kgr con un tiro a 100 metros, mientras que el peso del animal se reduciría a los casi 20 kgr con un disparo realizado desde 200 metros.
Uno de los elementos más importantes de la balística son las tablas de tiro. Se trata de unos documentos fundamentales para que los disparos resulten eficaces. Entre otras variantes, estas tablas indican la velocidad, la energía y la trayectoria de un cartucho determinado. En este sentido, por lo general, un cartucho ligero y poco potente como el .222 Remington resulta muy veloz y eficaz en los primeros metros, pero poco a poco va perdiendo precisión y energía en el momento en el que aumentan las distancias. Todo lo contrario de lo que ocurre con los cartuchos más potentes, que siempre son más lentos pero que cuentan con una energía progresiva. Por ejemplo, el popular .300 Winchester Magnum cargado con 168 grains (10,9 gramos de plomo), en un tiro a 200 metros, va a una velocidad de 850 m/s y tiene una energía de 3900 julios. Esto supone un poder de impacto de unos 7 kilográmetros a 200 metros. Por tanto, el tirador podrá abatir a un ciervo de unos 350 kilogramos con total suficiencia.
Un último aspecto fundamental de la balística es el ajuste del arma. Esta operación se lleva a cabo para compensar la caída de la bala durante su trayectoria. La trayectoria es el camino que los perdigones o las balas recorren durante el vuelo. Varios factores afectan esta trayectoria: gravedad, resistencia del aire, velocidad y masa.
- La gravedad atrae la bala hacia abajo mientras está viajando hacia delante, dando como resultado una trayectoria curva hacia abajo.
- La resistencia del aire retiene el paso de la bala. Esto hace mas lento su vuelo.
- La velocidad es la rapidez de la bala.
La trayectoria de una bala es ligeramente curva. Si usted apunta su arma para dar en el blanco a 200 metros, le acertará al blanco un poco arriba del punto de impacto previsto a 100 metros. En cambio le acertará por debajo del punto de impacto previsto a 300 metros.Por ejemplo, un calibre .222, en un disparo centrado, a unos 200 metros presenta una caída de aproximadamente 3cm por debajo del punto de impacto inicial. Por tanto, para hacer blanco, el tirador deberá apuntar unos 3cm por encima de su objetivo.
Fuente:armas.es