La Goncz Hi-Tec es una de las pistolas de asalto que más cerca estuvo de conseguir su principal objetivo: convertirse en una nueva especie de subfusil, con un nuevo diseño y un nuevo sistema de acción. Sin embargo, al igual que sucedió con la mayoría de armas de su clase, la Goncz Hi-Tec acabó sumida en el más estrepitoso fracaso.
Las pistolas de asalto (“assault pistols”) tuvieron su época de apogeo a finales de la década de 1980 y primeros años de los 90. Por aquel entonces, salieron a la palestra armas de un aspecto innovador y ciertamente revolucionario. Se trataba de la Wilkinson Linda, la Intratec DC-9, y por supuesto, la Goncz Hi-Tec. Todas ellas compartían un conjunto de características similares, entre las que destacaban su funcionamiento semiautomático y su alta capacidad de carga. Esto permitía a sus usuarios disponer de un arma corta con una elevada cadencia de fuego, prácticamente lo mismo que ofrecían los subfusiles más famosos y buscados de la época. Sin embargo, a la hora de la verdad, las diferencias entre los subfusiles tipo Mini-Uzi o Ingram y estas pistolas de asalto eran francamente importantes. Sobre todo, en lo referente a la mayor sensación de retroceso y la relevación producida tras cada disparo.
John Goncz, un ingeniero húngaro afincado en Estados Unidos, fue el padre de la pistola que lleva su nombre. Goncz creó a finales de los 80 la compañía Goncz Armament, la cual tras fusionarse con la empresa Claridge Hi-Tec, comenzó a producir varios modelos de esta pistola de asalto. Así, las primeras unidades de la Goncz Hi-Tec vieron la luz en 1990. Se trataba de los modelos GA y GS, aunque el alcanzó mayor popularidad fue el GA-9. Esta pistola de simple acción del calibre 9mm Parabellum disponía de un cañón de 5 pulgadas y un cargador estándar con capacidad para 16 cartuchos. La pistola diseñada por John Goncz también contaba con un sistema de miras abiertas delanteras y un seguro manual ubicado a la izquierda de la empuñadura.
Pero lo más significativo de esta arma era el revolucionario diseño de su corredera. Y es que en el interior de esta pieza con forma tubular se alojaban todos los elementos de acción y los mecanismos de seguridad del arma. Así, la corredera de la Goncz Hi-Tec se presentaba como un tubo de una sola pieza fabricado con cromo sólido de gran resistencia. En su interior se encontraban todos los componentes de su sistema de acción por toma de gases (“blowback action”), además del cerrojo, la aguja percutora, y los raíles que guiaban los cartuchos hasta la recámara después de cada disparo. La corredera podía separarse completamente del resto del arma, quedando así dividida la Goncz en dos partes fundamentales: la corredera tubular por un lado, y el armazón de acero con la empuñadura y el disparador por el otro.
Uno de los principales defectos de la Goncz Hi-Tec es que carece de raíles tácticos para poder acoplarle cualquier tipo de accesorio. Además, y aunque en un principio pudiera parecer una virtud más que un inconveniente, el hecho de que la Goncz Hi-Tec estuviera bien acabada y con unos óptimos niveles de calidad, tal vez pudo perjudicarle. ¿Por qué? Pues porque este nivel de acabados se traducía en un incremento de sus costes, lo que para mucho de sus potenciales clientes (usuarios que no podían pagar un subfusil y tenían que conformarse con estas pistolas) se traducía en un verdadero problema.
Desde 1990 hasta 1993, año en que finalmente Goncz Armament y Claridge Hi-Tec decidieron abandonar su producción, se fabricaron decenas de unidades de esta pistola de asalto. Unos contados ejemplares que actualmente gozan de gran valor entre los coleccionistas de todo el mundo. Lo mismo que sucede con los modelos derivados de la versión estándar, entre los que cabe destacar las pistolas calibradas para el .45ACP, las de tiro deportivo, que cuentan con un cañón de 9,5 pulgadas, y las distintas carabinas nacidas del modelo inicial.
Fuente:P. M. M. (armas.es)
Las pistolas de asalto (“assault pistols”) tuvieron su época de apogeo a finales de la década de 1980 y primeros años de los 90. Por aquel entonces, salieron a la palestra armas de un aspecto innovador y ciertamente revolucionario. Se trataba de la Wilkinson Linda, la Intratec DC-9, y por supuesto, la Goncz Hi-Tec. Todas ellas compartían un conjunto de características similares, entre las que destacaban su funcionamiento semiautomático y su alta capacidad de carga. Esto permitía a sus usuarios disponer de un arma corta con una elevada cadencia de fuego, prácticamente lo mismo que ofrecían los subfusiles más famosos y buscados de la época. Sin embargo, a la hora de la verdad, las diferencias entre los subfusiles tipo Mini-Uzi o Ingram y estas pistolas de asalto eran francamente importantes. Sobre todo, en lo referente a la mayor sensación de retroceso y la relevación producida tras cada disparo.
John Goncz, un ingeniero húngaro afincado en Estados Unidos, fue el padre de la pistola que lleva su nombre. Goncz creó a finales de los 80 la compañía Goncz Armament, la cual tras fusionarse con la empresa Claridge Hi-Tec, comenzó a producir varios modelos de esta pistola de asalto. Así, las primeras unidades de la Goncz Hi-Tec vieron la luz en 1990. Se trataba de los modelos GA y GS, aunque el alcanzó mayor popularidad fue el GA-9. Esta pistola de simple acción del calibre 9mm Parabellum disponía de un cañón de 5 pulgadas y un cargador estándar con capacidad para 16 cartuchos. La pistola diseñada por John Goncz también contaba con un sistema de miras abiertas delanteras y un seguro manual ubicado a la izquierda de la empuñadura.
Pero lo más significativo de esta arma era el revolucionario diseño de su corredera. Y es que en el interior de esta pieza con forma tubular se alojaban todos los elementos de acción y los mecanismos de seguridad del arma. Así, la corredera de la Goncz Hi-Tec se presentaba como un tubo de una sola pieza fabricado con cromo sólido de gran resistencia. En su interior se encontraban todos los componentes de su sistema de acción por toma de gases (“blowback action”), además del cerrojo, la aguja percutora, y los raíles que guiaban los cartuchos hasta la recámara después de cada disparo. La corredera podía separarse completamente del resto del arma, quedando así dividida la Goncz en dos partes fundamentales: la corredera tubular por un lado, y el armazón de acero con la empuñadura y el disparador por el otro.
Uno de los principales defectos de la Goncz Hi-Tec es que carece de raíles tácticos para poder acoplarle cualquier tipo de accesorio. Además, y aunque en un principio pudiera parecer una virtud más que un inconveniente, el hecho de que la Goncz Hi-Tec estuviera bien acabada y con unos óptimos niveles de calidad, tal vez pudo perjudicarle. ¿Por qué? Pues porque este nivel de acabados se traducía en un incremento de sus costes, lo que para mucho de sus potenciales clientes (usuarios que no podían pagar un subfusil y tenían que conformarse con estas pistolas) se traducía en un verdadero problema.
Desde 1990 hasta 1993, año en que finalmente Goncz Armament y Claridge Hi-Tec decidieron abandonar su producción, se fabricaron decenas de unidades de esta pistola de asalto. Unos contados ejemplares que actualmente gozan de gran valor entre los coleccionistas de todo el mundo. Lo mismo que sucede con los modelos derivados de la versión estándar, entre los que cabe destacar las pistolas calibradas para el .45ACP, las de tiro deportivo, que cuentan con un cañón de 9,5 pulgadas, y las distintas carabinas nacidas del modelo inicial.
Fuente:P. M. M. (armas.es)